De características físicas similares a un pequeño gato romano es la güiña hembra encontrada por una persona en las cercanías del parque La Paloma de Puerto Montt. Se presume que el animal salvaje era perseguido por perros, por lo que al encontrarlo, no dudó en llevarlo a su domicilio.
Pese al carácter salvaje del felino, pensó que era un gato doméstico, por lo que decidió ofrecerlo en adopción a través de Facebook y, en el intertanto, acudió a una clínica veterinaria para entregarlo “con sus vacunas al día”, según contaron profesionales que ahora están a cargo del animal.
Lo que nunca pensó la persona que halló al animal, es que se había cruzado con un Leopardus guigna, también conocido como gato güiña, por lo que rápidamente -desde el centro veterinario- informaron al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) para aplicar el protocolo y derivar finalmente al ejemplar hasta el Cerefas de la Universidad San Sebastián.
“Al realizar el examen clínico de la paciente, no había ningún daño externo, tomamos radiografías para ver si había daños en huesos, tampoco encontramos ningún hallazgo radiológico, así que permanecerá unos días con nosotros antes de liberarlo. Es un ejemplar juvenil en sus meses primarios y todavía debe aprender a cazar, para subsistir en la naturaleza”, explicó la doctora Cinthya Bustamante, profesional a cargo del recinto.
Actualmente, la paciente permanece con dieta acorde a su especie, que es 100% carnívora, con suplementación de vitaminas, agua disponible y observación continua con la menor interacción humana posible.
Explicó la médico veterinario que proyectan mantenerla en cautiverio por 2 a 3 meses hasta que pueda mantenerse por sí misma, y para asegurar su condición salvaje contactaron al equipo de Chiloé Silvestre “para que puedan recibirla o terminar su crianza allá, dado que ellos tienen infraestructura acorde para la paciente”.
La especialista sostuvo que durante los meses de término de crianza, es imprescindible que el felino pueda trepar árboles y expresar su comportamiento lo más natural posible, alejada de otros pacientes, sin ruidos, ni factores de estrés.
Al toparse con una güiña o también conocido como gato chileno en estado salvaje, sin duda puede generar confusión respecto a que se trate de un gato doméstico, pero existen elementos diferenciadores que pueden permitir evitar un ataque. El gato güiña es considerado el más pequeño de América, mide entre 39 a 48 centímetros de largo, más 20 a 25 centímetros de cola y su peso ronda los 2 a 3 kilogramos.
Posee una cara pequeña, ojos grandes, redondos y pardos, nariz oscura, orejas de hurón, labios blancos y una cola espesa. La especialista destaca también su comportamiento: es solitario y esquivo, es muy ágil y excelente trepador, al sentirse amenazado responde con agresividad, por lo que es importante tener precaución.
Bustamante señaló la importancia de conocer los protocolos de acción, “si nos encontramos animales de fauna silvestre, ya sean atacados por perros o con algún daño, lo primero es evitar acercarse. Si el animal está en peligro, se debe llamar inmediatamente al SAG, que es la entidad fiscalizadora, en este caso de fauna silvestre en tierra”, finalizó.
